Contenidos
Mapa de América del Sur
Los latinoamericanos prefieren, en general, la democracia como forma de gobierno. En la mayoría de los países encuestados, las mayorías o pluralidades también dicen que preferirían un gobierno que se abstuviera de promover valores y creencias religiosas. Pero los latinoamericanos están más divididos en cuanto a la medida en que los líderes religiosos deberían influir en la política.
En la mayoría de los países encuestados, mayorías sólidas dicen que preferirían “una forma de gobierno democrática” antes que “un líder con mano dura” para resolver los problemas de su país. Sin embargo, el apoyo a la democracia no es igual de fuerte en toda América Latina. En El Salvador, por ejemplo, el público está muy dividido entre los que están a favor de la democracia (48%) y los que dicen que es preferible un líder fuerte (45%). En el otro extremo del espectro, aproximadamente ocho de cada diez personas en la cercana Nicaragua (79%) están a favor de la democracia, mientras que sólo el 18% prefiere un líder con mano dura.
Aunque la encuesta muestra variaciones sustanciales entre los países, dentro de cada uno de ellos los principales grupos religiosos -católicos, protestantes y no afiliados a la religión- tienden a expresar opiniones similares sobre esta cuestión. (Los adultos jóvenes y los mayores, así como los hombres y las mujeres, tienen casi la misma probabilidad de preferir la democracia a un líder fuerte.
Reimaginar la gobernanza regional en América Latina
Desde la década de 1930 hasta la de 1980, los países de América del Sur utilizaron la Sustitución de Importaciones, una política económica que sustituye las empresas extranjeras y las importaciones por la producción nacional. Se trata de una política realizada para aumentar la fabricación nacional. Además, el gasto nacional en armamento se disparó durante los periodos de gobierno militar. Cada vez más, los países sudamericanos empezaron a pedir préstamos a los bancos privados extranjeros y a las instituciones internacionales de crédito, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, para financiar los programas existentes, a la vez que intentaban ampliar su productividad económica mediante inversiones. Sin embargo, esta política creó una crisis de la deuda en Sudamérica[3].
El continente se ha quedado más rezagado que América del Norte en los últimos dos siglos. Esto puede explicarse por la alta concentración de Sudamérica en los productos primarios, así como por el estado del sistema educativo y la estructura institucional, algunos de los cuales todavía están relacionados con su pasado colonial, otros con los recientes acontecimientos políticos[4].
Datos del gobierno de América del Sur
La situación actual de América Latina tiene su origen en un complejo conjunto de crisis sociales, económicas y políticas interrelacionadas, que se han visto magnificadas por la llegada de la pandemia de coronavirus y una creciente ola de aislacionismo y “antiglobalización”. Estas crisis abarcan desde la polarización interna y los problemas económicos, hasta las divergencias ideológicas, las rivalidades personales entre los líderes de la región y la competencia geopolítica entre Estados Unidos y China, y todas ellas están dificultando la gobernanza regional y afectando negativamente a las perspectivas de cooperación.
Los gobiernos latinoamericanos necesitan urgentemente trabajar juntos para abordar los múltiples retos a los que se enfrentan, ya que los acontecimientos de las últimas décadas han demostrado que, a menos que se encuentren mejores mecanismos regionales, los retos nacionales y transnacionales -desde el crimen organizado y la degradación medioambiental hasta la migración y el anémico crecimiento económico- serán aún más difíciles de abordar, con consecuencias potencialmente devastadoras a largo plazo. Sin embargo, a pesar de lo mucho que está en juego, los mecanismos tradicionales de gobernanza regional parecen paralizados, sin capacidad siquiera para debatir la insostenible situación actual, y mucho menos para abordarla. La opinión generalizada es que la cooperación regional en América Latina es prácticamente inexistente porque sus jefes de Estado tienen diferencias ideológicas insalvables y porque las instituciones diplomáticas dominantes en la región no han cumplido su cometido.
Historia de América Latina y el Caribe
Gran parte de la historia del siglo XX en América Latina se ha caracterizado por la inestabilidad y la agitación política. No obstante, se pueden reconocer algunas tendencias políticas. En Centroamérica, los sistemas de gobierno oligárquicos prevalecieron a finales del siglo XIX. El primer cuarto del siglo XX estuvo marcado por la agitación política y los múltiples cambios de gobierno. Y en el Caribe, la mayoría de las islas fueron administradas por países europeos y por Estados Unidos hasta bastante después de la Segunda Guerra Mundial.
El colapso del mercado de valores en 1929 y la posterior crisis económica mundial también tuvieron efectos políticos en toda América Central y del Sur, y al igual que en Europa hubo muchos cambios de régimen, incluyendo la instalación de sistemas autoritarios. Después de la Segunda Guerra Mundial se produjo una evolución hacia formas de gobierno más democráticas y estados multipartidistas. Las colonias se independizaron o fueron absorbidas totalmente por la madre patria.
El ambiente político volvió a cambiar en la década de 1960, cuando predominaron los regímenes militares y dictatoriales. En la década de 1980 se produjo un cambio hacia sistemas más democráticos con elecciones multipartidistas, y casi todas las colonias se autogobernaron o se independizaron. El cuadro final muestra que los estados multipartidistas predominan como el régimen político más común a principios del siglo XXI.