Castas
Pilar Gonzalbo, en su estudio La trampa de las castas (2013) descarta la idea de la existencia de un “sistema de castas” o una “sociedad de castas” en la Nueva España, entendida como una “organización social basada en la raza y apoyada en el poder coercitivo”. [1] Joanne Rappaport, en su libro sobre la Nueva Granada colonial, rechaza el sistema de castas como marco interpretativo de la época, discutiendo tanto la legitimidad de un modelo válido para todo el mundo colonial como la habitual asociación entre “casta” y “raza”[2].
A menudo llamado sistema de castas o sociedad de castas, no existía, de hecho, un sistema fijo de clasificación de los individuos, como ha demostrado una cuidadosa investigación archivística. La sociedad presentaba una gran fluidez, ya que los mismos individuos se identificaban con diferentes categorías simultáneamente o a lo largo del tiempo. Los individuos se autoidentificaban con términos particulares, a menudo para cambiar su estatus de una categoría a otra en su beneficio. Por ejemplo, tanto los mestizos como los españoles estaban exentos de las obligaciones de tributo, pero ambos estaban igualmente sujetos a la Inquisición. Los indios, por su parte, pagaban tributo pero estaban exentos de la Inquisición. En algunos casos, un mestizo podía intentar “pasar” por indio para escapar de la Inquisición. Un indio podía intentar hacerse pasar por mestizo para eludir las obligaciones de tributo[5].
Pinturas de casta
Detalle de una pintura de casta de México, anónima, siglo XVIII. Cortesía de WikipediaiPor qué los funcionarios coloniales españoles temían el poder de la ropaDetalle de una pintura de casta de México, anónima, siglo XVIII. Cortesía de Wikipediaby Rebecca Earle + BIOEn las fiestas y otras ocasiones festivas, a los pueblos andinos del virreinato español de Perú les gustaba disfrazarse. Según documentos del siglo XVI, los amerindios ricos de Lima, Quito y otras ciudades coloniales disfrutaban vistiendo una combinación de prendas europeas y andinas, a veces de seda y otros tejidos caros e importados (véase la imagen inferior). Su exuberancia sartorial molestó a los españoles locales, que emitieron repetidas órdenes prohibiendo a los amerindios el uso de tales prendas. La élite indígena no aceptó estas prohibiciones sin protestar y lanzó un llamamiento en defensa de su derecho a llevar terciopelo y seda. La prohibición de los tejidos finos, se quejaban, les causaba “muchos problemas y vejaciones”. El caso llegó hasta Felipe II.
Virreinato del Perú
En la actualidad, muchas de las pinturas de casta realizadas en la América española se encuentran en colecciones europeas, y este raro documento detalla cómo llegó allí un conjunto. Pero lo más importante es que ofrece una visión de cómo las interpretó al menos un mecenas. El Virrey las ofrece como obras aptas para un gavinete, una sala dedicada a cosas maravillosas y curiosas de todo el mundo. En los gavinetes se podían encontrar obras de arte precolombinas “curiosas”, así como objetos encontrados en la naturaleza. En España, el gavinete real se convirtió en un museo de historia natural. El Virrey sugiere claramente que las pinturas de casta deben considerarse como muestras del conocimiento científico -en este caso sobre los efectos del mestizaje humano- que la América española podía ofrecer a España.
La estricta tipología de la mezcla que se muestra en las pinturas de casta parece ser mucho más elaborada que los documentos históricos de la época. Términos como “saltatras” o “teinte en el aire” aparecen en las pinturas, pero no se encuentran en los registros parroquiales, en los censos o en las descripciones escritas. Así pues, las prolijas clasificaciones de las pinturas de casta retratan pensamientos y creencias sobre la etnicidad, pero no describen la experiencia vivida de forma directa.
Viceroy nueva España
ISSN 0121-8417. https://doi.org/10.15446/hys.n35.70215. Este trabajo estudia el papel de los gremios artesanales en la integración o segregación étnica de la mano de obra en los flujos migratorios que se produjeron en América Latina durante la Colonia. Analiza los gremios de las capitales de dos virreinatos, México y Lima, y los contrasta con los de las ciudades cercanas de Puebla de los Ángeles y Cusco. La evidencia empírica se compone de 1.200 cartas de maestrazgo, que permiten conocer las normas de casta corporativa que entraron en vigor. También es el propósito de este trabajo relacionar los orígenes geográficos de los nuevos maestros artesanos con el proceso de urbanización más amplio de América Latina y la composición étnica de los flujos migratorios del campo a las ciudades y pueblos.Palabras clave