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Hegemonía deutsch
La hegemonía, inicialmente un término que se refería al dominio de un Estado dentro de una confederación, se entiende ahora generalmente como la dominación por consentimiento. Este significado más amplio fue acuñado y popularizado en la década de 1930 por el marxista italiano Antonio Gramsci, quien investigó por qué la clase dominante tenía tanto éxito en la promoción de sus propios intereses en la sociedad. Fundamentalmente, la hegemonía es el poder de la clase dominante para convencer a otras clases de que sus intereses son los de todos. La dominación se ejerce, pues, no por la fuerza, ni siquiera necesariamente por la persuasión activa, sino por un poder más sutil e inclusivo sobre la economía y sobre los aparatos estatales, como la educación y los medios de comunicación, mediante el cual el interés de la clase dominante se presenta como el interés común y, por tanto, se da por sentado.
El término es útil para describir el éxito del poder imperial sobre un pueblo colonizado que puede superar con creces a cualquier fuerza militar de ocupación, pero cuyo deseo de autodeterminación ha sido suprimido por una noción hegemónica del bien mayor, a menudo expresada en términos de orden social, estabilidad y progreso, todo ello definido por la potencia colonizadora. La hegemonía es importante porque la capacidad de influir en el pensamiento de los colonizados es, con mucho, la operación más sostenida y potente del poder imperial en las regiones colonizadas. De hecho, un “imperio” se distingue de un conjunto de estados sujetos controlados por la fuerza por una potencia central en virtud de la eficacia de su hegemonía cultural. El consentimiento se consigue mediante la interpelación del sujeto colonizado por el discurso imperial, de modo que los valores, supuestos, creencias y actitudes eurocéntricos se aceptan como lo más natural o valioso. La consecuencia inevitable de dicha interpelación es que el sujeto colonizado se entiende a sí mismo como periférico a esos valores eurocéntricos, al tiempo que acepta su centralidad.
Ejemplos de hegemonía
Antonio Gramsci fue un intelectual y político marxista italiano, que puede considerarse el ejemplo perfecto de la síntesis de teórico y político. No sólo fue un pensador implicado en la revisión y el desarrollo del marxismo, que escribió en varias revistas italianas socialistas y comunistas, sino también un militante políticamente activo. El gobierno fascista de Benito Mussolini lo encarceló entre 1926 y 1937.
Las actividades políticas de Gramsci no sólo estaban relacionadas con sus publicaciones. Sus acciones como político, activista e intelectual fueron coherentes con sus ideas. Creía que el proletariado necesitaba intelectuales “orgánicos” (descritos más adelante) para convertirse en una clase hegemónica, y durante su vida, él mismo asumió ese papel. Como miembro del Partido Socialista y, más tarde, del Partido Comunista, escribió en varias revistas buscando llegar a un amplio público y adoctrinarlo en las ideas y principios básicos del proletariado y la lucha social. Mientras estaba encarcelado, y alejado de los medios de comunicación, escribió sus más célebres e influyentes contribuciones teóricas a la teoría marxista. Entre ellas, dos conceptos se convertirían en los más importantes para los estudiosos de diferentes disciplinas: la hegemonía y el bloque histórico. En lo que sigue, este artículo se centrará en el concepto de hegemonía en Gramsci y en las fuentes sobre las que lo construyó.
Teoría de la estabilidad hegemónica
La hegemonía cultural se refiere a la dominación o al gobierno mantenido a través de medios ideológicos o culturales. Suele lograrse a través de las instituciones sociales, que permiten a quienes están en el poder influir fuertemente en los valores, las normas, las ideas, las expectativas, la visión del mundo y el comportamiento del resto de la sociedad.
La hegemonía cultural funciona enmarcando la visión del mundo de la clase dominante, y las estructuras sociales y económicas que la encarnan, como justas, legítimas y diseñadas para el beneficio de todos, aunque estas estructuras sólo beneficien a la clase dominante. Este tipo de poder se distingue del gobierno por la fuerza, como en una dictadura militar, porque permite a la clase dominante ejercer su autoridad utilizando los medios “pacíficos” de la ideología y la cultura.
El filósofo italiano Antonio Gramsci desarrolló el concepto de hegemonía cultural a partir de la teoría de Karl Marx de que la ideología dominante de la sociedad refleja las creencias e intereses de la clase dominante. Gramsci sostenía que el consentimiento al dominio del grupo dominante se lograba mediante la difusión de ideologías -creencias, supuestos y valores- a través de instituciones sociales como las escuelas, las iglesias, los tribunales y los medios de comunicación, entre otras. Estas instituciones realizan el trabajo de socializar a la gente en las normas, valores y creencias del grupo social dominante. Así, el grupo que controla estas instituciones controla al resto de la sociedad.
Definición de hegemonía
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Tradicionalmente, la hegemonía realista describe el dominio de un Estado sobre varios otros, mientras que la teoría gramsciana define la hegemonía como una combinación de coerción y consentimiento que no sólo ejerce el Estado, sino también la sociedad civil (Howson y Smith 2008). Este ensayo se centrará en el concepto gramsciano de hegemonía e intentará disolver su complejidad relacionándolo con la visión realista. Se situará el escrito de Gramsci en su contexto histórico y se definirá su concepto de hegemonía y se aplicará al sistema internacional. Un esbozo de los aspectos clave del liderazgo cultural y la noción ampliada del poder y el Estado integral explicarán por qué tanto la coerción como el consentimiento son esenciales para lograr la hegemonía. Para que el análisis teórico de la hegemonía sea más claro y aplicable a la práctica de las Relaciones Internacionales, este ensayo incluirá ejemplos de Estados Unidos como hegemón en el sentido gramsciano.