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Medidas de política fiscal
La política monetaria y la política fiscal son las dos herramientas más reconocidas para influir en la actividad económica de un país. La política monetaria se ocupa principalmente de la gestión de los tipos de interés y de la oferta total de dinero en circulación, y generalmente la llevan a cabo los bancos centrales, como la Reserva Federal de Estados Unidos. La política fiscal es un término colectivo para las acciones de impuestos y gastos de los gobiernos. En Estados Unidos, la política fiscal nacional la determinan los poderes ejecutivo y legislativo del gobierno.
Los bancos centrales suelen utilizar la política monetaria para estimular una economía o para frenar su crecimiento. Al incentivar a los individuos y a las empresas para que pidan préstamos y gasten, la política monetaria pretende estimular la actividad económica. Por el contrario, al restringir el gasto e incentivar el ahorro, la política monetaria puede actuar como un freno a la inflación y a otros problemas asociados a una economía sobrecalentada.
La Reserva Federal, también conocida como la “Fed”, ha utilizado con frecuencia tres herramientas políticas diferentes para influir en la economía: las operaciones de mercado abierto, la modificación de los requisitos de reserva para los bancos y la fijación del tipo de descuento. Las operaciones de mercado abierto se llevan a cabo diariamente, cuando la Fed compra y vende bonos del Estado de EE.UU. para inyectar dinero en la economía o sacarlo de la circulación. Al fijar el coeficiente de reservas, o el porcentaje de depósitos que los bancos deben mantener en reserva, la Reserva Federal influye directamente en la cantidad de dinero que se crea cuando los bancos conceden préstamos. La Reserva Federal también puede dirigir los cambios en el tipo de descuento (el tipo de interés que cobra por los préstamos que concede a las instituciones financieras), cuyo objetivo es influir en los tipos de interés a corto plazo de toda la economía.
Medidas de política monetaria
La política monetaria se refiere a las acciones de los bancos centrales para lograr los objetivos de la política macroeconómica, como la estabilidad de los precios, el pleno empleo y el crecimiento económico estable. La política fiscal se refiere a las políticas de impuestos y gastos del gobierno federal. Las decisiones de política fiscal las determinan el Congreso y la Administración; la Fed no desempeña ningún papel en la determinación de la política fiscal.
El Congreso de EE.UU. estableció el máximo empleo y la estabilidad de los precios como objetivos macroeconómicos de la Reserva Federal; a veces se denominan el doble mandato de la Reserva Federal. Aparte de estos objetivos generales, el Congreso determinó que la dirección operativa de la política monetaria debía estar libre de influencias políticas. En consecuencia, la Reserva Federal es un organismo independiente del gobierno federal.
La Reserva Federal utiliza una serie de instrumentos de política para fomentar sus objetivos legales de máximo empleo y estabilidad de precios. Su principal herramienta política es el objetivo del tipo de los fondos federales (el tipo que los bancos se cobran entre sí por los préstamos a corto plazo), un tipo de interés clave a corto plazo. El control de la Reserva Federal sobre el tipo de los fondos federales le permite influir en el nivel general de los tipos de interés del mercado a corto plazo. Al ajustar el nivel de los tipos de interés a corto plazo en respuesta a los cambios en las perspectivas económicas, la Reserva Federal puede influir en los tipos de interés a largo plazo y en los precios de los activos clave. Estos cambios en las condiciones financieras afectan entonces a las decisiones de gasto de los hogares y las empresas.
Interacciones de la política monetaria y fiscal en la zona del euro
La política monetaria consiste en mantener estables los precios de los bienes y servicios que compramos. El trabajo del banco central es asegurarse de que la inflación -la tasa de variación de los precios globales de los bienes y servicios a lo largo del tiempo- se mantenga baja, estable y predecible.
La política fiscal se refiere a las decisiones económicas que toman los gobiernos. Los gobiernos pueden decidir gastar dinero para prestar servicios públicos, apoyar la economía y reducir las desigualdades. Pueden recaudar este dinero a través de los impuestos o pidiendo préstamos a los mercados financieros.
La política monetaria y la política fiscal funcionan de forma diferente. Pero también interactúan entre sí, ya que la estabilidad de los precios y una economía equilibrada son dos caras de la misma moneda. Como vimos durante la pandemia, este vínculo es especialmente fuerte en tiempos de crisis. La crisis golpeó duramente a Europa y perjudicó a la economía, pero la política monetaria y fiscal trabajaron codo con codo para mejorar las cosas. Este enfoque conjunto ayudó a muchas personas y empresas a superar la crisis. Si la política monetaria y fiscal no hubieran trabajado juntas, el impacto positivo habría sido menor.
Política fiscal contractiva y política monetaria expansiva
Cuando el país experimenta una crisis económica que provoca un aumento de la tasa de desempleo y un descenso del nivel de vida, el debate comienza de nuevo. Los políticos, los expertos y el público en general se debaten sobre la mejor manera de promover la recuperación económica. ¿Por ejemplo, bajando los tipos de interés o emitiendo cheques de estímulo?
En un documento de trabajo de la Oficina Nacional de Investigación Económica titulado “Stabilization with Fiscal Policy”, Kocherlakota sostiene que, en contra de la opinión consensuada desde hace tiempo, la política monetaria es ineficaz para estabilizar la economía durante los períodos de crisis. En cambio, presenta un modelo que demuestra que la política fiscal -en forma de cheques de estímulo para todos los adultos- es en realidad una herramienta más fiable.
¿Por qué es así? Su razonamiento es el siguiente: En los malos tiempos económicos, la demanda de bienes disminuye porque los consumidores están preocupados por su futuro financiero. El objetivo, entonces, es restablecer esa demanda. Los tipos de interés más bajos estimulan la demanda actual -la gente considera que pedir prestado es más atractivo que ahorrar- pero, según Kocherlakota, los tipos de interés más bajos suponen un lastre para la demanda futura.