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Cita de Einstein sobre la inteligencia
Todavía no ha sido posible llegar a un consenso para una definición inequívoca y fácil de entender de la innovación. Nos referimos a la práctica sistemática de la innovación, aplicada al mercado y al negocio en el que la empresa opera y compite, bajo la premisa de consolidar su diferenciación y añadir valor a sus clientes, empleados y accionistas.
En el mundo empresarial se habla mucho de la importancia de ser diferente en el mercado, de ahí la necesidad de gestionar la innovación como un diferenciador clave para construir una ventaja competitiva sostenible en el tiempo. Sin embargo, una pequeña proporción de los líderes de las empresas han elegido la promoción de una Cultura de la Innovación como la máxima prioridad de sus agendas estratégicas.
La empresa -inmersa en un escenario empresarial cambiante, volátil e imprevisible- debe desarrollar procesos de mejora continua e innovación incremental que permitan la creación de nuevos productos y servicios para añadir valor diferencial a su oferta de mercado.
Cita de Einstein sobre el tiempo
Todos hemos oído la famosa frase de Albert Einstein: “Resulta que la locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. Él nunca la dijo.
Este tipo de atribuciones erróneas son bastante frecuentes. Una persona cita a otra sin que ésta lo diga, y de repente se convierte en el orador original. O simplemente decidimos que una cita suena como algo que diría Mark Twain.Estos 12 sorprendentes ejemplos se atribuyen a personas que nunca las dijeron realmente.1. “Que coman pastel”. – no María Antonieta No sólo no pronunció estas palabras María Antonieta, sino que, de haberlo hecho, probablemente todo el mundo la malinterpretó.
En el “Libro 6” de su obra autobiográfica en 12 volúmenes, “Confesiones”, Jean-Jacques Rousseau escribe: “Al final recordé la irreflexiva frase de una gran princesa que, al ser informada de que la gente del campo no tenía pan, respondió: “¡Entonces que coman pasteles!”, según Phrase Finder.La mayoría de la gente asume que “gran princesa” se refiere a María Antonieta. Pero Rousseau escribió esas palabras en 1767, cuando María Antonieta tenía 12 años. Incluso si María Antonieta pronunció la frase, la versión original en francés, “Qu’ils mangent de la brioche”, significa “Que coman brioche”, un tipo de pastelería francesa desmenuzable (no muy diferente a la tarta, pero no totalmente igual) que se come en la clase alta. La cita malinterpretada retrata a María Antonieta como una patricia insensible, despreocupada por la situación de los pobres. Sin embargo, podría haber querido decir que los ricos deberían dejar de monopolizar la comida y compartirla con las clases bajas, si es que lo dijo.Otras fuentes dan crédito a María Teresa, la hija mayor de María Antonieta (y la esposa de Luis XIV).
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Investigador de citas: No hay pruebas sustanciales de que Einstein haya escrito o pronunciado la declaración anterior. Aparece en una sección llamada “Misattributed to Einstein” en la amplia referencia “The Ultimate Quotable Einstein” de Princeton University Press.[1] 2010, The Ultimate Quotable Einstein, Editado por Alice Calaprice, Sección: Misattributed to Einstein, Quote Page 474, Princeton University Press, Princeton, New Jersey. (Verificado en papel)
La primera coincidencia fuerte conocida por QI apareció en octubre de 1981 en un artículo de un periódico de Knoxville, Tennessee, que describía una reunión de Al-Anon, una organización diseñada para ayudar a las familias de los alcohólicos. El periodista describía los “Doce Pasos” de Al-Anon, que se basan en pasos similares empleados en Alcohólicos Anónimos. El periódico comenzó con estos dos pasos:[2] 11 de octubre de 1981, The Knoxville News-Sentinel Al-Anon ayuda a la familia y a los amigos a llevar una vida ordenada, por Betsy Pickle (redactora de Living Today), cita página F17, columna 2, Knoxville, Tennessee. (GenealogyBank)
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Quizá, como mucha gente, haya visto antes esta cita atribuida a Albert Einstein. Es probable que no haya parpadeado al verla al principio del artículo. Yo, desde luego, no lo hice cuando un redactor de mi antiguo periódico escolar la entregó. De hecho, todos nuestros redactores habían visto esa cita atribuida a Einstein en el pasado, y no pensaron en investigar más. Sin embargo, cuando los lectores observadores nos respondieron señalando que apenas hay pruebas de que Einstein dijera eso, lo investigamos y nos dimos cuenta de que existe un intenso debate sobre los orígenes de esta cita. Se ha atribuido a todo tipo de personas: Benjamín Franklin, Mark Twain, Confucio, un antiguo proverbio chino y, sobre todo, Albert Einstein, pero apenas hay pruebas de que ninguno de ellos dijera tal cosa.
Sin embargo, hay quien dice que Einstein sí dijo esta frase en algún momento, aunque no se la inventara. Varias fuentes en línea citan sus “Cartas a Solovine”, de la década de 1950. Otros atribuyen la frase a Einstein y dicen que la utilizó durante la Conferencia sobre la Vida Silvestre y los Recursos Naturales de América del Norte, cuya transcripción se publicó en 1975.